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La migración “legal”, supervisada y autorizada por gobiernos de EU y México, es también un infierno

 Julio 23 2018-.

No toda la migración por motivos económicos tiene como característica la ausencia de un permiso. Cada año tanto el gobierno como de Estados Unidos como el de México, expiden visas de trabajo temporal legal en el país vecino.

El perfil de las personas que se emplean con esas visas es variado: son hombres y mujeres que se enlistan para trabajar en el sector agrícola y también profesionistas.

A pesar de que se trata de un trabajo legal y de que es, en teoría, vigilado por autoridades de ambos países, sí comparte elementos similares con la otra migración: la violación a los derechos humanos.

Una empresa de mariscos, propiedad de Brian Hall,  reconoce que para llevar adelante su negocio es necesario emplear la  de obra de los Méxicanos, “No tengo estadounidenses que quieran hacer este trabajo”, dijo.

El próximo enero se cumplirán dos años de Donald Trump al frente de la presidencia de Estados Unidos y las acciones que su gobierno ha efectuado en materia migratoria le han resultado poco favorecedoras y han sido criticadas por la mayoría las estancias internacionales defensoras de derechos humanos.
Eso ha sido, sobre todo, en el ámbito de la migración sin papeles. Pero hay otra migración, una que es legal pero en ambas, las personas viven “un infierno”.
El trabajo temporal legal hacia Estados Unidos no es una práctica nueva. Año con año aquel país emite un número determinado de visas para cierto tipo de trabajos en los que tiene pruebas de que no hay gente en Estados Unidos para realizar esos trabajos, entonces contratan a mexicanos.

Sin embargo, ambos gobiernos, empleadores y reclutadores, le han generado a este tipo de contratación una serie de vicios que provocan que las mujeres y los hombres que se van se enfrenten a explotación, maltrato, acoso sexual, condiciones de hacinamiento y hasta inicios de trata de personas.
Para la organización, la persistencia de este método de contratación tan poco regulado se debe a una cuestión de la política de ambos países y a que claramente hay una demanda de trabajo: el gobierno de México sabe que muchos trabajadores dependen de esas ganancias y Estados Unidos, sobre todo por influencia de grandes empresas, quieren mano de obra barata, fácil de explotar.
“La teoría de estos programas es que existen para apoyar los intereses de estas empresas sin hacer daño al trabajador americano”, comentó Ben Botts, director Jurídico del CDM.
EL TRABAJO EN EU
Parte de los requisitos que exigen estos programas es que un empleador que solicita trabajadores extranjeros, debe tener un permiso al Departamento de Trabajo de Estados Unidos con el que se verifica que no hay suficientes trabajadores dentro de su país para hacer lo que necesitan hacer, como cosechar jitomates o construir edificios.
CDM ha documentado que los empleadores ejercen diversos tipos de violencia contra sus empleados con una impunidad casi garantizada. La práctica más común registrada es el robo de salarios, pagan menos de lo que prometieron o que regresen una parte del dinero que les pagaron.
También hay casos en los que no se pagan las horas extras, que según la Ley Federal, por más de 40 horas a la semana se debe pagar 50 por ciento más por hora.
Luego están las condiciones de vivienda. En el programa de visas H2A, los empleadores tienen que dar vivienda gratuita, pero muchas veces cobran por ella hasta 300 dólares, a pesar de ese requisito. Es muy común que los trabajadores vivan en espacios reducidos; que 20 personas vivan en una casa de tres recámaras con un baño, una cocina y un refrigerador.
CDM documentó un caso donde trabajadores agrícolas dormían en autobuses escolares en medio del campo.
Ha ocurrido que a veces se trabaja trabajan poco o llegan y no hay trabajo y a veces lo contrario, hay más de lo que esperaban y trabajan 80 horas a la semana o más.